A últimos de enero de 1589, la Beata María de Jesús (López Rivas) en premio de su amor divino, recibió una merced celestial. Habían traído a su convento en Toledo, una imagen de San José, con su Niño Jesús en los brazos, muy bien tallada; la comunidad bajó a verla al salón donde estaba colocada después de haberla bendecido; todas se acercaron a tocarla y besarla. Al querer ejecutarlo así nuestra María, la priora, previendo tuviera algún rapto practicando aquel acto devoto, como solía acontecerle, se interpuso y la detuvo del brazo obligándole a retirarse a la celda. María obedeció inmediatamente, llevando consigo honda aflicción, por pensar que su indignidad era la causa de tal mandato, aunque por otra parte, iba también gustosa por poder obedecer en lo más costoso.
Con motivo de hallarse con calentura aquel día, por la noche se recogió más temprano de la hora ordinaria, y, al poco rato, vió entrar por la puerta de la celda al Niño Jesús rodeado de clarísima luz, más hermosa que la del sol y acercándose a la cabecera del lecho, oyó que le decía: "María, ya que no te han dejado venir a Mí esta mañana, ahora me vengo yo a ti". Luego, tomándole el pulso con su manecita le dijo : "poquita calentura tienes". Insignificante pudo ser la fiebre del cuerpo, toda vez que así lo aseguró el divino médico; más la del corazón era tal, que, según refirió ella misma, fue milagro no morir a los ímpetus de amor que sintió con la presencia del amado, y con el diluvio de delicias comunicado a su alma, durante aquella vista, prolongada hasta el amanecer del día siguiente.
Biografía de Sor Maria
Fray Joaquín de la Sagrada Familia OCD
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