Sunday, June 17, 2018

"Llamadme el Santo Cristo del Amor"...

Su señoría Ilustrísima, Don Álvaro de Mendoza, Obispo de Ávila, había hecho del convento de San José su favorito. Un crucifijo de tamaño natural que acababan de regalarle le pareció tan apropiado para mover a devoción a sus hijas Descalzas que hizo que se lo llevaran para mostrárselo. Cuando fue a recogerlo, habló con la Madre Teresa a través de la reja de locutorio. Estaban todavía en plena conversación cuando oyeron cantar una letanía inusitada:

- Señor...
-Quedad con nosotras...
-Jesús crucificado...
-Quedad con nosotras.

Las voces se fueron acercando y las monjas entraron procesionalmente en el locutorio, precedidas por dos hermanas que sostenían a duras penas el crucifijo:

- Jesús coronado de espinas...   
- Quedad con nosotras.

Estaban muy serias, pues su representación carecía de malicia. Pero la Madre se sonrojó y, confusa suplicó a Don Álvaro que excusara su temeridad; luego se puso a regañarlas, pero el Obispo se echó a reír con ganas:

-Está bien, está bien: Que se queden con Él.

Y como a veces un milagro premia la inocencia, cuando la más sencilla de todas - María de San José -, conocida por su candor infantil- preguntó a la imagen: "Señor, ¿cómo os llamáis?... Sois a veces "de la Agonía" o "el Salvador", pero vos, ¿qué nombre tenéis?, aquel Cristo le respondió sin que ella se asombrase en absoluto: "Llamadme el Santo Cristo del Amor"...

Vida de Santa Teresa de Jesús
Marcelle Auclair

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