"Alégrate,
ánima mía, que hay quien ame a tu Dios como El merece. Alégrate, que
hay quien conoce su bondad y valor. Dale gracias que nos dio en la
tierra quien así le conoce, como a su único Hijo. Debajo de este amparo
podrás llegar y suplicarle que, pues Su Majestad se deleita contigo, que
todas las cosas de la tierra no sean bastante a apartarte de deleitarte
tú y alegrarte en la grandeza de tu Dios y en cómo merece ser amado y
alabado y que te ayude para que tú seas alguna partecita para ser
bendecido su nombre, y que puedas decir con verdad: Engrandece y loa mi
ánima al Señor."
Santa Teresa de Jesús
(Exclamaciones del alma a Dios, Cap 7)
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