Un día de aquellos, estando la Madre hablando con Fray Juan de la Cruz
de cosas espirituales, cada uno a un lado de la reja de hierro de
locutorio, empezaron a hablar sobre la Santísima Trinidad y el amor de
Dios sobre sus criaturas, en ese momento empezaron a sentir tanta
emoción que se elevaron del suelo. La madre le preguntó que si aquello
había sido a causa de sus sentimientos
de amor a Dios, a lo que el Santo se limitó a responder con un "puede
ser". La madre en adelante se convenció que no se podía hablar con el
santico de Fray Juan del amor de Dios sin que se transformara y quedara
en un éxtasis.
Cuan grande fue el amor que nuestros santos le
tuvieron al buen Dios, para que el simple hecho del hablar de ello, los
elevara del suelo, con cuanta mas razón deveriamos vivir el ejemplo de
nuestros santos que nos invitan a que elevemos nuestro corazón a ese
Amor Divino que emociona, nos llena, nos transforma...
Fotografía cortesía de Tacho Juárez Herrera
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