Ya que hemos celebrado la conversión de San Pablo, nos gustaría hacer
mención especial de este gran apóstol, de quien la Santa Madre fue muy
devota al igual que de todos los santos que habían sido grandes
pecadores, cabe mencionar que la doctrina espiritual de la Santa,
encuentra en San Pablo un gran manantial de donde se abastece. Cedámosle
la palabra a nuestra amada Santa y que con su extraordinaria contemplemos este texto donde cita al gran Saulo de Tarso:
"Considero algunas veces, cuando una como yo, por haberme el Señor dado
esta luz con tan tibia caridad y tan incierto el descanso verdadero,
por no lo haber merecido mis obras, siento tanto verme en este destierro
muchas veces, ¿qué sería el sentimiento de los santos? ¿Qué debía de
pasar san Pablo y la Magdalena y otros semejantes, en quien tan crecido
estaba este fuego de amor de Dios? Debía ser un continuo martirio.
Paréceme que quien me da algún alivio y con quien descanso de tratar,
son las personas que hallo de estos deseos; digo deseos con obras; digo
con obras, porque hay algunas personas que a su parecer están desasidas,
y así lo publican y había ello de ser, pues su estado lo pide y los
muchos años que ha que algunas han comenzado camino de perfección; mas
conoce bien esta alma desde muy lejos los que lo son de palabras, o los
que ya estas palabras han confirmado con obras; porque tiene entendido
el poco provecho que hacen los unos y el mucho los otros, y es cosa que a
quien tiene experiencia lo ve muy claramente."
Santa Teresa de Jesús, Libro de la Vida, 21, 7
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