Celebramos la Memoria de San Pedro Tomás (8 de Enero)
Nació por el 1305 en Perigord, Francia, de padres muy pobres.
De muy niño abrazó la vida del Carmelo.
Aunque dotado de pocas cualidades físicas, alcanzó sin embargo con su
tesón y esfuerzo, y ayudado de la divina gracia, tan gran sabiduría y
santidad que, ingresado en el Carmelo, es casi increíble lo mucho que
trabajó por la gloria de Dios y el bien de la almas al servicio de la
Orden, de la que fue Procurador General, y al servicio de toda la
Iglesia, tanto latina como oriental.
Mientras era Procurador
General de la Orden, por el 1351, señalan algunos autores, que recibió
de la Virgen María la Promesa de la perpetuidad de la Orden. Eran
"tiempos recios" aquellos, como diría santa Teresa (Vida, 33, 5), por la
"peste negra" que azotaba a toda Europa y amenazaba acabar con la Orden
del Carmen. Pedro Tomás pedía con insistencia y confianza a María por
su Orden del Carmen. Fue en la Pascua de 1351 cuando, una noche, se le
apareció la Virgen María y le dijo: "Confía, Pedro, mi Orden del Carmen
durará hasta el fin de los siglos".
Fue cofundador de la Facultad de Teología en la Universidad de Bolonia.
Los papas y reyes le encomendaron empresas nada fáciles, que desempeñó con esmerado acierto.
Fue nombrado obispo de Patti y Corón, Legado Pontificio y Patriarca de
Constantinopla, donde trabajó con gran celo por la defensa de los
derechos de la Iglesia.
También se distinguió como predicador y
confesor admirable, que conmovía los corazones más empedernidos.
Cualidad suya fue la de pacificador de príncipes y reyes y la de
ecumenista, que le hizo conseguir la vuelta de muchos al seno de la
Iglesia.
Aun siendo Obispo y Patriarca, siempre que podía vivía
en los conventos de la Orden y era estricto en la observancia,
levantándose incluso a media noche para el rezo de los maitines y
quedándose en oración muchas veces hasta la mañana siguiente.
Al final de su vida, pudo decir: "Por la gracia de Dios, desde mi
profesión en la Orden, por ninguna causa he dejado de rezar ningún día
el oficio completo".
Siendo Legado pontificio en Tierra Santa, los sarracenos decretaron su martirio.
"Mi dicha, dijo, sería derramar mi sangre en el mismo lugar donde la dio mi Redentor por los hombres".
"Reducido a piel y huesos"; en 1365, lleno de méritos y llorado por todos,expiró en el convento carmelitano de Famagusta.
Su culto fue confirmado por el papa Pablo V el 1609.
Su fiesta se celebra el 8 de enero.
Su espiritualidad:
San Pedro Tomás amó tanto a la Virgen María que no parecía sino que
llevaba su nombre escrito en el corazón. Con razón se puede decir que
ese amor singular y su extraordinaria devoción a María, fue el alma de
toda su vida, el norte de toda sus acciones, la palanca con la que
removía y superaba cuantos obstáculos
encontraba a su paso.
A pesar de su vida activísima, pudo escribir, según la tradición, un
tratado en defensa de la Inmaculada Concepción y varios tomos de
sermones.
El secreto de esta gran actividad lo encontramos en su intensa y fervorosa vida de oración y penitencia.
Él mismo confesará que su conocimiento de los libros santos lo debía
más que al estudio, a las luces que Dios le comunicaba en la devota
celebración de la Santa Misa y del Oficio Divino.
No obstante
su grandeza espiritual extraordinaria, era tan humilde que suplicó que
su cuerpo fuera enterrado en el umbral del coro para que todos le
pisaran al pasar.
Como auténtico carmelita, nunca dejó de vestir su pobre túnica y escapulario; ni siquiera al dormir ni siendo obispo.
Sabia muy bien, sin embargo, que lo que identifica al carmelita, según
la Regla, es el "Meditar día y noche la ley del Señor", ocupando sin
interrupción la mente y el corazón en Dios, de modo que toda la acción
brote de la contemplación y se entregue a los demás lo contemplado en la
vigilante oración.
Su mensaje:
• que el amor que tuvo a Jesús nos estimule a amarle.
• que copiemos su imitación y amor filial a María.
• que su amor a la Iglesia lo despierte en nosotros.
• que llegue el día de la total unión de las Iglesias.
“Nuestra vocación de Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del
Monte Carmelo es una forma de vida religiosa que pertenece a la Iglesia.
En ella tiene su origen y participa de su mismo misterio". (Formación
al Carmelo: RIVC. n. 7,p. 21).
"San Pedro Tomás, en sus
trabajos, en sus angustias, volaba a su altar, por este medio rechazaba
las asechanzas del enemigo oponiendo el escudo del nombre de María a
cada acometida, experimentando siempre presente el auxilio de María.
Este inflamado ardor de tal suerte elevó su afecto y poseyó su
pensamiento queparecía que no saboreaba otra cosa, que no hablaba de
otra cosa y que ninguna otra cosa oía. De la abundancia del corazón
hablaba la boca: pues parecía llevar
grabado en su corazón el
sacratísimo nombre de María, no de otra suerte en elcorazón del mártir
Ignacio apareció impresa la divina palabra Jesús". (LucasWadding, 0. F.
M., historiador, en 1637).
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