Vengan, sigamos al Cordero de Dios; donde quiera que Él vaya, encendidas estén nuestras lámparas y a la mano el aceite.
En mi íntimo jardín, guardado para Él, mi fruto encontrará, dulce como
la miel. Él nos convoca a las bodas de su amor, y a compartir de su
mesa; al banquete nupcial de su reino y en amor cenar con Él.
Le doy mi corazón y mi alma entera, mi ofrenda de oración y todo mi amor.
Hermosa la publicación. Felicitaciones.
ReplyDeleteHermosa la publicación. Felicitaciones.
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