"La fraternidad Teresiana"
Ser “…amigos fuertes de Dios”, es un elemento esencial de nuestro carisma Teresiano. En los inicios de la reforma teresiana, cuando ya estaba emprendida la fundación de san José en Ávila, España, surge en Medina del Campo, el encuentro de Teresa de Jesús y Juan de la Cruz. Teresa de Jesús forma a san Juan de la Cruz en este estilo de hermandad y recreación desde donde se perfila la vida del Carmelo.
Teresa busca una manera equilibrada en la vida del orante, donde educa en el trato fraterno buscando de verdad que estos tales busquen vivir con intensidad, en comunidad, la entrega al AMIGO. Por ello, Teresa de Jesús, recrea la relación comunitaria desde la amistad donde haya hombres que traten de lo mismo, se cuiden las espaldas y busquen, en pequeñas comunidades, a ejemplo del colegio de Cristo, vivir desde el centro de la vida que es Jesús.
Teresa con una fuerza impresionante dijo que la oración es amistad. La amistad requiere semejanza. Podemos ser amigos todas las personas porque tenemos una semejanza. Hay otra semejanza que es la que hace de las relaciones mutuas una auténtica fuente de vida espiritual: la gracia de ser amigos de Dios.
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