Friday, November 9, 2012

«Yo quiero ver a Dios y para verlo es necesario morir»


Teresa no tiene miedo a la muerte; piensa que el miedo a la muerte no es propio de un vivir cristiano. Es más: Teresa quiere morir porque “muriendo el vivir se alcanza”. Por eso habla de “la dulce muerte”. Es la Esperanza que alienta y sostiene cada momento de su vivir gozoso. La santa de Ávila repite una y otra vez la expresión popular “muer
o por”, significativa de un vivo deseo, de un irresistible anhelo del alma por alcanzar un propósito, al usar esa expresión. Cuando decimos “muero por estar en casa” o “muero por viajar a Italia”, expresamos una imperiosa necesidad que nos envuelve y nos impulsa sin descanso. No es una renuncia al ser a lo que Teresa propende; por el contrario, lo que la impulsa es una irrenunciable voluntad de conquista del espíritu. No es una egoísta caída en la nada lo que la mueve para suprimir, como en un suicidio, las limitaciones y negaciones de la vida presente, sino la fuerza invencible del Amor, transformador de la vida perecedera en inmortalidad. sus frases encierran la creencia cristiana sobre el sentido trascendente y último de la muerte. En estos versos se alcanza, de un modo inigualable, con fuerza deslumbrante, la fe cristiana acerca de nuestro destino:

“Sólo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo, el vivir
me asegura mi esperanza;
muerte, do el vivir se alcanza
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero”

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