31 de julio: San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús. Hombres conocedores del espíritu humano, prácticos y fiables, ayudaron a la Santa Madre a discernir las gracias que Dios le daba. En medio de iluminados y herejes, necesitaba Teresa de manos firmes, corazones generosos y almas santas, y en la Compañía los halló, al decir de ella misma:
"como Su Majestad quería ya darme luz para
que no le ofendiese ya y conociese lo mucho que le debía, (...) me hizo
buscar con diligencia personas espirituales con quien tratar, que ya
tenía noticia de algunos, porque habían venido aquí los de la Compañía
de Jesús, a quien yo -sin conocer a ninguno- era muy aficionada, de sólo
saber el modo que llevaban de vida y oración; mas no me hallaba digna
de hablarlos ni fuerte para obedecerlos, que esto me hacía más temer,
porque tratar con ellos y ser la que era hacíaseme cosa recia".
"Alabado sea el Señor, que me ha dado gracia para obedecer a mis confesores, aunque imperfectamente; y casi siempre han sido de estos benditos hombres de la Compañía de Jesús; aunque imperfectamente, como digo, los he seguido". (V. 23, 3; 15)
En la imagen: Santa Teresa con santos jesuitas. Lima, Perú.
"Alabado sea el Señor, que me ha dado gracia para obedecer a mis confesores, aunque imperfectamente; y casi siempre han sido de estos benditos hombres de la Compañía de Jesús; aunque imperfectamente, como digo, los he seguido". (V. 23, 3; 15)
En la imagen: Santa Teresa con santos jesuitas. Lima, Perú.
Ramon Rabre
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