Friday, November 9, 2012

"Virtudes Teresianas"


A pesar de ser mujer y monja sometida a la autoridad masculina y jerárquica, de contar con escasos recursos económicos, tener una mala salud y de incontables obstáculos que le salieron al paso, de 1562 a 1582, -en los últimos veinte años de su vida- santa Teresa de Jesús fundó 17 conventos de monjas y 2 de frailes.

El proyecto de vida contemplativa que propone Teresa en su
libro Camino de Perfección se sustenta en unas sólidas báses que es el amor, el desasimiento y la humildad. Virtudes que en palabras suyas "paréceme andan siempre juntas" (CV 10,3) y que "son necesarias tener las que pretenden llevar camino de oración", de manera que "es imposible, si no las tienen, ser muy contemplativas, y, cuando pensaren lo son, están muy engañadas" (CV 4, 3).

Teresa dedica en este libro,(Camino de Perfección) totalmente a la oración, doce capítulos a tratar de estas virtudes. Porque Teresa está convencida que no hay verdadera contemplación, sin el fundamento teologal de las virtudes: "Diréis, mis hijas, que para qué os hablo en virtudes, que hartos libros tenéis que os las enseñan, que no queréis sino contemplación... Mas contemplación es otra cosa, hijas; que este es el engaño que todos traemos, que en llegándose uno un rato cada día a pensar sus pecados (que está obligado a ello si es cristiano de más que nombre), luego dicen es muy contemplativo..." (CE 24, 3-4) Pero santa Teresa es clara, y no tiene dudas, de que el camino de oración ha de ir asentado en las virtudes: "espíritu (persona quiere decir) que no vaya asentado en verdad yo más le quería sin oracíón" (V 13, 16).

La historia de la fundacion de sus conventos narrada en el "Libro de las Fundaciones", es también la de su vida en plenitud; la del ejercicio de las virtudes personales y comunitarias, que importan más que el linaje para el seguimiento de Cristo y la construcción del Reino de Dios.
Estar en contacto con las realidades de su tiempo no volvió a santa Teresa más mundana, sino más mística, pues hizo crecer abundantemente su agradecimiento a Dios, el Señor providente, el verdadero Fundador.

Al leer los relatos fundacionales observamos que Teresa era determinada -no obstinada- flexible, audaz y creativa para buscar nuevas soluciones ante los obstáculos aparentemente infranqueables. Conocer cómo fue creciendo la red de monasterios descalzos es descubrir a nuestra madre Teresa padecer frío o agobiarse por el calor, con ánimos animosos o con pusilanimidad; casi siempre fuerte por su gran confianza en Dios, pero a veces frágil y enferma, aunque siempre dispuesta a agradarlo y cumplir su voluntad. Es encontrarla cercana, imitable, madre, guía y maestra para todos, para nosotros, para nuestro tiempo.

Santa Teresa de Jesús llegó a las altas cumbres de la mística, pero nunca dejó de ser intensamente humana. Sus enseñanzas tienen aplicaciones para cualquier persona que quiera profundizar en el conocimiento propio, aprender el trato de oración-amistad con Dios y mejorar sus relaciones personales para crear una comunidad solidaria y comprometida.

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