Religioso dominico español, nacido en Medina del Campo el 29 de Febrero de 1528 y muerto en la misma población en 22 de Octubre de 1604. En 1546 tomó el hábito en San Esteban de Salamanca, enseñó filosofía y teología (1551-1561) y en 1562 Báñez rindio un memorable servicio a la Iglesia como
director espiritual y
confesor de Santa Teresa de Jesús (1515-82) cuyas propias palabras le
señalan como el consejero espiritual en el que más confiaba como guía y
ayuda, tanto en la vida interior como en su trabajó heroico de la
reforma carmelita. En la autobiografía dice que le tuvo como confesor
durante seis años y siempre que tenía ocasión se comunicaba con él por
carta, contándole todo lo que se decía y escribía, siendo Báñez la
persona con la que se comunicaba más frecuentemente. Teresa escribió
sobre la primera fundación del monasterio de S. José de Ávila, que sólo
Bánez lo salvó de la destrucción que había sido decidida en una asamblea
de las autoridades religiosas y civiles.
El no conocía entonces a la santa, pero ésta dice que en adelante el fue uno de sus amigos más fieles, estricto y severo, cuando llego a ser director espiritual que tenía como penitente a una gran santa. Báñez testificó en el proceso de su beatificación que era firme y duro con ella y cuando ella más deseaba más su consejo, más la humillaba él y menos parecía estimarla. El buscaba la prueba de su amor a Dios en su veracidad, obediencia, mortificación, penitencia y caridad hacia sus perseguidores al mismo tiempo que afirmó que nadie era más incrédulo que él respecto a sus visiones y revelaciones. Fue desde 1561 a 1567 confesor de esta santa, la cual continuó durante este tiempo confesándose también con el padre Baltasar Alvarez, de la Compañía de Jesús, según se desprende de los escritos de la misma. En esta época ordenó el padre Báñez a la santa que escribiese su Camino de Perfección, y durante toda la vida mantuvo muy cordiales relaciones con la insigne fundadora. Era fácil alabar los escritos de Santa Teresa y admitir su santidad tras su muerte, pero a fray Báñez le servían de poco los aplausos de otros; tenía que juzgar su libro como teólogo y a la santa como uno de sus penitentes ordinarios.
En 1567 fue el padre Báñez enviado a Alcalá, en donde enseñó teología. De allí pasó a Salamanca y más tarde a Valladolid, en cuyo colegio de San Gregorio fue profesor de los jóvenes dominicos que allí se educaban. En 1577 hizo oposiciones a la cátedra llamada de Durando de la universidad de Salamanca, y en 1581 ganó también la cátedra de prima de dicha universidad, la que desempeñó veinticuatro años con éxito y loa universal. El padre Báñez no gozó en su tiempo fama de escritor castizo, pero sí de poseer claro talento natural y envidiable memoria, unidos a una profunda erudición teológica y filosófica;en al final de sus dias se retira a morir al convento de San Andrés en Medina del Campo, donde expiraría el 22 de octubre de 1604,. Ocupa lugar preeminente en la historia de la filosofía española, y sin duda es un personaje mas de relevancia en la vida de nuestra Santa.
El no conocía entonces a la santa, pero ésta dice que en adelante el fue uno de sus amigos más fieles, estricto y severo, cuando llego a ser director espiritual que tenía como penitente a una gran santa. Báñez testificó en el proceso de su beatificación que era firme y duro con ella y cuando ella más deseaba más su consejo, más la humillaba él y menos parecía estimarla. El buscaba la prueba de su amor a Dios en su veracidad, obediencia, mortificación, penitencia y caridad hacia sus perseguidores al mismo tiempo que afirmó que nadie era más incrédulo que él respecto a sus visiones y revelaciones. Fue desde 1561 a 1567 confesor de esta santa, la cual continuó durante este tiempo confesándose también con el padre Baltasar Alvarez, de la Compañía de Jesús, según se desprende de los escritos de la misma. En esta época ordenó el padre Báñez a la santa que escribiese su Camino de Perfección, y durante toda la vida mantuvo muy cordiales relaciones con la insigne fundadora. Era fácil alabar los escritos de Santa Teresa y admitir su santidad tras su muerte, pero a fray Báñez le servían de poco los aplausos de otros; tenía que juzgar su libro como teólogo y a la santa como uno de sus penitentes ordinarios.
En 1567 fue el padre Báñez enviado a Alcalá, en donde enseñó teología. De allí pasó a Salamanca y más tarde a Valladolid, en cuyo colegio de San Gregorio fue profesor de los jóvenes dominicos que allí se educaban. En 1577 hizo oposiciones a la cátedra llamada de Durando de la universidad de Salamanca, y en 1581 ganó también la cátedra de prima de dicha universidad, la que desempeñó veinticuatro años con éxito y loa universal. El padre Báñez no gozó en su tiempo fama de escritor castizo, pero sí de poseer claro talento natural y envidiable memoria, unidos a una profunda erudición teológica y filosófica;en al final de sus dias se retira a morir al convento de San Andrés en Medina del Campo, donde expiraría el 22 de octubre de 1604,. Ocupa lugar preeminente en la historia de la filosofía española, y sin duda es un personaje mas de relevancia en la vida de nuestra Santa.
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